En algún momento, tal vez desde el inicio de nuestra historia en la era primitiva, se empezó a asignar funciones según el género y aquello sin duda repercutió en el rol de papá y de mamá. El papá quedó asociado al sostén (económico y emocional), la protección física, el apoyo y soporte a través de la autoridad, la función de dirección, de dar propósito y roles a los hijos y brindar orientación desde la moralidad. Es quien se encarga de poner límites, reglas, asignar deberes e incluso de dar el castigo, no por algo todos hemos escuchado de mamá la temible frase ¡Espera que llegue tu papá y le cuente cómo te has portado!

Lo maravilloso que ha estado sucediendo en el transcurso del tiempo es que muchos tomaron una grandiosa decisión: Desafiar los estereotipos y creencias sobre los roles de género tradicionales y comenzar hacer las cosas de una forma diferente. Un cambio de percepción y visión de roles que les ha significado ser catalogados en muchas ocasiones de débiles, pocholos o sometidos, y en otras por este cambio recibieron el título honorífico de “padre de otro mundo”. Más allá de lo que creamos o cómo interpretemos esta acción, toca reconocer que esta decisión de desafiar roles asignados ha beneficiado enormemente el desarrollo emocional de los niños y les abrió una puerta a reinterpretar el mundo desde la equidad y la fortaleza.

Es altamente valorable ver a los papis de ahora, participando en las actividades de su peque, siendo responsables de llevarlos al cole, vestirlos, preparar sus alimentos, bañarlos, cambiarles el pañal, tener actividades que generan lazos emocionales (como jugar, leer un cuento o acostarlos), involucrados en comprender la psicología infantil, conscientes de los gustos y aficiones de sus peques, involucrados en cada elemento y ampliando su rol independientemente de que sea valorado o no. Y pues seamos honestos, un papá consciente del ciclo menstrual de su hija y capaz de ir a la farmacia a comprar los implementos necesarios (con dominio de tipo, forma, marca y demás elementos) no era lo habitual y ahora se está normalizando de grata manera.    

¿Y por qué esto está impactando favorablemente en el desarrollo emocional del niño?

Pues, porque al participar desde lo emocional, generar alianzas y ser un modelo presente y activo en el cotidiano, los peques están teniendo la oportunidad de desarrollar su yo masculino y su yo femenino en igual dimensión y a través del ejemplo. Pero también el beneficio radica en las peculiaridades que caracterizan al género. Si nos toca ser honestas, a quienes somos del bando femenino, debemos reconocer que los varones son más relajados, más pragmáticos y menos complicados, brindan soluciones sin tanta vuelta, más aventureros y menos cautos, menos preocupados en el aspecto y más enfocados en el momento, capaces de dejar tareas inconclusas para brindar descanso y juego. Y si el niño ve que hay dos formas de encarar la vida, si ve que hay varias formas de vivir, de ser y de responder al entorno sin duda está desarrollando una respuesta emocional y adaptativa más versátil e incluso más equilibrada.

Este artículo es un homenaje a aquellos papás que decidieron desafiar los estereotipos y ampliar su rol, y también una invitación a quienes aún no lo hicieron a animarse a hacerlo, créannos, estamos viendo el impacto en los pequeñitos y sin duda es un impacto del bueno, del que aporta, del que alimenta y sobre del que nutre desde lo emocional.

Happy Minds te agasaja en este día y quiere que sepas que hemos notado tu cambio, que hemos percibido cómo has ampliado tu rol y que estamos orgullosos de ti.

¡Feliz día papás!  









Comentarios

Entradas más populares de este blog

Mi peque aún no habla ¿Debo preocuparme?