Estilos de papá y mamá: veamos el efecto contraproducente de cada uno
Estilos de papá y mamá: veamos el efecto contraproducente de cada uno
En algún momento u otro, nos hicimos la promesa de no parecernos a nuestros papás, ya sea porque nos lastimó su forma de ser, porque juzgamos su proceder como inapropiado o porque leímos que existen otras formas de proceder. Lo cierto, es que ser papis es un proceso dinámico, que implica actuar acorde a la generación presente, como también es cierto que hay prácticas que funcionaron antes, pero dejaron ciertas secuelas en nuestro yo infante que repercuten en nuestro yo adulto. Es ahí donde nace la promesa de no ser parecidos y algunas veces mucho menos iguales a ellos.
En este intento de evitar la semejanza sumado a la cantidad de información sobre educación, crianza y disciplina, los papis de la actualidad en ocasiones tendemos a repensar las acciones de nuestros peques llegando al grado de interpretarlas desde un modo profundo, justificar sus acciones a través de interpretaciones, a evitar consecuencias minimizando su proceder, a evitar que los peques afronten ciertas situaciones e incluso a sobre cuidar las emociones de nuestros peques, aunque esto implique someternos a su voluntad. O vayamos al otro extremo, adoptar una postura de déjalo ser donde nos gana la pasividad y nos limitamos a observar meneando la cabeza sin tomar cartas en el asunto. Esta es nuestra primera red flag para reconsiderar nuestro perfil de papis y modificar algunas de nuestras posturas para mejorar nuestro ejercicio de la paternidad, evitando así se vuelva cuesta arriba tan noble y loablelabor.
Entendido lo anterior comparto contigo algunos estilos de paternidad que podrán ayudarte a reflexionar y a identificar los efectos contraproducentes de cada estilo:
Estilo helicóptero: Se caracteriza por un comportamiento sobreprotector y controlador. Sobrevuelan los movimientos, proyectos y decisiones de sus hijos. Ejercen constante supervisión limitando la libertad del niño. Los papas tienden a preocuparse en exceso por sus hijos y tratar de controlar aspectos externos y ajenos a su accionar, librando sus batallas, resolviendo sus conflictos y tomando acciones contra cualquier aspecto que sientan pueda afectar a su hijo.
Estilo salvavidas: Se caracterizan por ser pasivos, por limitarse a observar, evitando enmarcar reglas o poner límites o al menos recalcarlos cuando la situación así lo amerite. Únicamente reaccionan cuando existe un suceso catastrófico, de alto riesgo o cuando se avecina una consecuencia eminente.
Estilo FBI o GPS: El comportamiento habitual es investigar todo, anticiparse a saber todo, interrogar constantemente sobre conductas y emociones. Así mismo los papás se enfocan en controlar el cumplimiento de las reglas de manera rígida, así como imponer fuertes consecuencias cuando se transgrede una regla o un límite impuesto. Son implacables, estrictos, apegados a las normas y altamente correctivos. Finalmente tienden a controlar cada uno de los movimientos de sus hijos, su cuidado personal e incluso su respuesta biológica habitual (Hasta el punto de preguntar el color, consistencia y cantidad de popó que realizaron)
Estilo secretario o agenda: Bajo este estilo los papás actúan como asiste personal, les organizan la agenda, la mochila, les hacen los deberes, les programan reuniones con amigos, etc. En sí consiste en asumir todas las acciones para evitar olvidos o descuidos, generando dependencia de los recordatorios de los papis.
Estilo gendarme de museo: En este estilo encaja un perfil de preservación al hijo como una pieza frágil. Se trata de evitar enfermedades contagiosas propias de la edad, de cuidar cada palabra y cada acción a fin de que el hijo no se sienta quebrado, de sobre pensar qué decir o qué hacer a fin de evitar un trauma, un daño emocional e inclusive un episodio de llanto, llegando al punto de someterse a su voluntad con tal de evitar cualquier sufrimiento.
Estilo manager: Tendencia paternal a dirigir cada una de sus acciones, desde cómo vestir, cómo actuar hasta cómo responder ante una preguntar. Los papás se posesionan como máxima autoridad, dirigiendo y dando las consignas de qué se puede hacer y qué no, cómo se debe hacer y dando el libreto de qué decir en cada situación.
Estilo guardaespaldas: Los papás constantemente se encuentran a la defensiva pues están en modo sobreprotección. Cuidan la integridad física al máximo, no permiten se los toque, se los regañe o se les haga notar que alguna acción es impropia, aún ésta afecte al entorno. Tienden a presentar molestia si consideran que sus hijos no están recibiendo el trato que consideran merecen (que por lo general la expectativa de trato es sobredimensionada) y a tomar acciones radicales e incluso torpes hacia el entorno o a quienes consideren “atacantes”.
Estilo bocadillo: Este estilo se refiere exclusivamente al proceder frente a la alimentación. En el afán de asegurarse coman y no pasen hambre tienden a cocinar lo que les gusta, complacer sus exigencias a la hora de la comida, conocer los alimentos favoritas y de rechazo e incluso a elaborar un menú especial según sus preferencias. También se caracteriza por una tendencia a dar la comida en la boca (aún ya esté en la edad de comer por sí mismo) e incluso a dejarlo jugar y seguirlo con la comida hasta donde esté, rogando al menos de un mordisco mientras juega.
Estilo Quitanieves: Evitan a toda costa que sus hijos tengan que enfrentarse al fracaso o la frustración, incluso tomando acciones para evitar la fatiga y la frustración en la vida cotidiana. Son aquellos que pelean con el profesor por la nota asignada, que discuten si no ingresó al equipo o si sienten que son excluidos para participar en alguna actividad. En resumen, se enfocan en preparar el camino para los hijos, eliminando las dificultades para que pasen por la vida sin traumas ni frustraciones.
Estilo tigre: En este estilo encajan aquellos papás que se muestran autoritarios en la relación con sus hijos, en vista de que alcancen el éxito bajo cualquier circunstancia. Prima la exigencia, la presión y la insistencia por que alcancen la perfección con inmediatez. No conciben el error y los intentos frustrados son altamente criticados. Se caracteriza por promover la adultez (o respuestas de adulto) aún el hijo se encuentre en la primera infancia, sin contemplar la posibilidad de fallas. Así mismo se encuentran encima del hijo, preguntando y revisando estrictamente que hayan cumplido con cada deber asignado, esperando sean y hagan lo que los papás esperan.
Estilo mayordomo: Se caracterizan por ser complacientes y solícitos, asistiendo a sus hijos en todas las tareas, evitando cualquier “sobreesfuerzo”. Toman una actitud servil desde llevar la mochila, llevar la comida hasta donde lo deseen hasta satisfacer sus deseos en cualquier situación evitando sean ellos mismos quienes los satisfagan por cuenta propia.
¿Cómo te sentiste al leer los diferentes estilos de paternidad expuestos? ¿Te identificaste con uno o más de ellos? ¿Te sentiste alarmado? Antes de exponerte los efectos contraproducentes de cada uno me gustaría dejar entre dicho que no hay estilos pésimos, malos o buenos. En realidad se trata de encontrar el equilibrio interior, de saber cuándo hace falta aplicar un estilo porque una situación real así lo amerite, de saber cuándo intervenir y cuando dejar que nuestro pequeño actúe por sí mismo, de desarrollar la suspicacia de notar en nuestros hijos indicadores que nos indiquen, valga la redundancia, cuándo hace falta nuestra intervención y cuándo no y sobre todo percibir las consecuencias de nuestras acciones cuando adoptamos un estilo que va a restar más que sumar oportunidades de desarrollo.
Dicho esto, veamos en un cuadro esquemático las consecuencias, a corto y mediano plazo en nuestros hijos,por aplicar cada estilo bajo un concepto de hiperpaternidad(Tipo de crianza en la que los padres están demasiado cerca de los hijos, de tal modo que pretenden evitarles o solucionarles todos sus problemas y hacer de ellos personas brillantes alejados de cualquier desafío que pueda provocar frustración o malestar emocional)
Estilo | Efecto contraproducente |
Estilo helicóptero | El niño se siente atosigado y deja de ser él mismo, genera dependencia a la supervisión, pierde la oportunidad de practicar la toma de decisiones, se siente indefenso ante el entorno, depende del adulto para resolver una situación y cuando se encuentra sólo se siente impotente e incapaz de resolver una situación, por ende, no la afronta. |
Estilo salvavidas | El niño crece con excesiva libertad, presenta dificultad para ajustarse a las reglas, transgrede los límites constantemente pues de hecho los desconoce, a través de sus acciones genera situaciones de conflicto, se pone en riesgo y no afronta la consecuencia de sus acciones pues confía que “alguien” lo resolverá. |
Estilo FBI o GPS | Dificultad para aprender a distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, temor a actuar por miedo a la consecuencia, deseo de libertad frustrado, disminuye su tendencia natural a ser curioso, a explorar, a probar y a experimentar. Sensación de falta de capacidad, dificultad para desarrollar la autoconfianza y desarrollan la necesidad de ser controlados a cada momento y recibir aprobación constante por una figura de autoridad. Desarrolla la necesidad de control perdiendo la oportunidad de formar el principio de la autorregulación. |
Estilo secretario o agenda | Dificultad para desarrollar autonomía, autocuidado, autopreservación e iniciativa. Este estilo genera codependencia del adulto por lo que no se sienten capaces de actuar por sí mismos y cuando la situación lo exige se sienten desorientados y confundidos. |
Estilo gendarme de museo | Fragilidad emocional, desarrollan elevada susceptibilidad, sensación de que merecen mayor complacencia, cuidado y atención, dificultad para interactuar con los pares, hipersensibilidad a las reflexiones o llamadas de atención, incapacidad para asumir la consecuencia de sus acciones y experimentan sensaciones desagradables cuando reciben un no por respuesta, les genera mal estar no obtener lo que desean y tienden a reaccionar con emociones sobredimensionadas. |
Estilo manager | Dificultad para desarrollar autonomía, toma de decisiones y descubrir su voz propia. Dependencia de la autoridad, a tal punto que sienten la necesidad de ser dirigidos por quien sea, aún sea una “mala influencia”, pues tendrán dificultad para diferenciar entre lo correcto e incorrecto y tenderán a hacer lo que los demás digan sin ser leales a su propio sentir o necesidad. |
Estilo guardaespaldas | Llanto excesivo con tal de evitar un nuevo desafío, necesidad de protección para actuar, temor a la enfermedad, reacción adversa ante una llamada de atención, alta demanda y expectativa en cuanto a la reacción del entorno, uso constante de la frase “no puedo, necesito ayuda” y búsqueda de protección de sus cuidadores, teniendo dificultad para reaccionar o pedir respeto por sí mismo. Contrariamente a lo esperado, tendrá mayor tendencia a ser víctima de bullyng pues se muestra indefenso y no desarrolla el sentido de la autoprotección. |
Estilo bocadillo | Independientemente de que la alimentación sea deficiente, presentará dificultad para desarrollar el autocuidado, la capacidad de satisfacer sus necesidades básicas por sí mismo y consolidar hábitos básicos. |
Estilo Quitanieves | Propenso a ser intolerante a la frustración, uso del llanto para conseguir que alguien haga lo que desea, bajo sentido de autodefensa, dificultad para afrontar dificultades por sí mismo, percepción de ataque constante, sensación de ahogamiento ante situaciones comunes y corrientes, debilidad emocional y notoria dificultad de afrontamiento. |
Estilo tigre | Desequilibrio en la autoexigencia, necesidad de logro nociva, presión por la excelencia, altos episodios de frustración, intolerancia al error o al fracaso, baja tolerancia a la falta de logro inmediato, pérdida de la esencia infantil, reacción complaciente ante los desafíos (aún sean peligrosos), fuerte necesidad de aprobación y reconocimiento a los logros. |
Estilo mayordomo | Dificultad para desarrollar autonomía, rigen sus acciones por “la ley del mínimo esfuerzo”, dificultad para satisfacer o atender sus necesidades primarias con independencia, alta necesidad de estima, bajo espíritu de participación y colaboración, tendencia a delegar y no asumir responsabilidad sobre el propio ser. |
Como verás cada estilo tiene efectos contraproducentes en el desarrollo del ser de nuestros hijos y a veces por pretender evitarles un mal podemos incurrir en generar un mal mayor. Pero descuida, somo papas, no hay un curso de especialización previo. Todos estamos en este camino aprendiendo a medida que ejercemos la paternidad, estamos en el proceso de ser, de ajustar nuestro ser y de reinventar nuestro ser mientras ejercemos la paternidad. No te aflijas, todos estamos en este intento, lo importante no es evitar fallar en el ensayo, sino mejorar cada día, con buena actitud y con alta predisposición a reajustar nuestro proceder según la situación lo amerite.
Y lo más importante, es replantear nuestro proceder a través de la comprensión y con la guía adecuada. HappyMinds te acompaña en este proceso, pues no sólo velamos por el desarrollo integral de nuestros pequeñitos, también te brinda diariamente acompañamiento en la paternidad, orientación ante los cambios físicos, actitudinales y emocionales que tiene tu peque a medida que va creciendo y te ayudamos a no sentirte desorientado sino más bien a que siempre hay cómo remediar nuestro proceder, a que hay diferentes caminos para llegar al mismo objetivo y brindarte técnicas prácticas para mejorar tu accionar en bien de tu pequeñito. Estamos junto a ti porque creemos en ti. Esperamos este artículo te haya invitado a la reflexión y te guíe a cada día ser mejor
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