La tecnología ¿Un intruso en la familia?
Habitualmente temprano en la mañana el primer sonido que escuchamos es la alarma de nuestro celular, a quien le hemos dado la tarea de asegurar iniciemos nuestro día en hora oportuna. Por la noche, lo último que hacemos es apagar la conexión de wifi de nuestro celular, si es que lo hacemos. A lo largo del día nuestro celular nos da alarmas de agenda de reuniones, recordatorios programados en el reminder, movimiento en nuestras redes sociales y hasta nos recuerda el cumpleaños de nuestros amigos, nos ayuda en cálculos matemáticos, con un calendario, un buscador que facilita tener información e incluso aplicaciones que facilitan nuestro trabajo, hasta rutinas de ejercicios o recetas, una cámara poderosa que nos permite retratar momentos o situaciones y aplicaciones para mantener una comunicación inmediata y sin horario.
En sí, una monada llena de funciones que nos facilita la vida.
Y hasta acá, admitiré que es una gran herramienta. Pero todo lo bueno tiene cosas malas si es mal utilizado ¿Cierto?
Yo me atreveré a llamar al celular “Un intruso en la familia”. Y lo digo enfáticamente pues considero que se convierte en aquello cuando está presente en los momentos que no debe, en los pocos momentos que nos regala la vida para tener tiempo personal, en pareja o en familia.
Déjame graficarte la situación para comprenderlo profundamente:
- Cuando llevas el celular contigo al baño te estás restando un tiempo personal e íntimo.
- Cuando revisas el celular mientras estás en un café con amigos o durante un almuerzo familiar te estás perdiendo la sana interacción.
- Cuando atiendes compulsivamente cada sonido del celular te estás poniendo en riesgo, estás desenfocándote de tu actividad e incluso te estás privando del momento personal o familiar.
- Cuando te dejas atrapar por el celular ya sea con redes sociales, videos o juegos te estás quitando tiempo de contacto con la realidad y contigo mismo e incluso tiempo de descanso necesario para la salud.
- Cuando enciendes la TV y eliges un programa, pero no dejas de estar atento al celular, te estás restando la oportunidad de enfocar tu atención y conectarte con un solo elemento a la vez.
- Cuando los adultos estamos atentos al celular durante el almuerzo o la cena estamos impidiendo se desarrolle el diálogo en la familia.
- Cuando estás más pendiente de tu celular que de tu entorno (pareja, hijos, etc.) emites el mensaje de que es más importante que ellos y por ende se está provocando una fractura en las relaciones.
- Cuando tú y tu pareja disponen de un momento de ocio o esparcimiento (esos pocos momentos libres que tenemos durante la paternidad) y eliges revisar tu celular te estás privando de un momento de calidad, interacción y de compartir e incluso de generar lazos.
- Cuando ofreces tu celular a tu peque a fin de sosegar la demanda de atención, estás desaprovechando la ocasión de poder compartir un momento donde tendrías toda su atención y predisposición.
- Cuando le pones videos a fin de que tu puedas realizar tus actividades, le estás restante la oportunidad de jugar, usar su imaginación y aprender a administrar el aburrimiento por sus propios medios.
- Cuando le das el celular a tu peque mientras estás en el restaurante o un espacio público estás perdiendo la oportunidad de promover sus modales y su comportamiento social.
- Cuando decidieron jugar juntos y tomas tu celular, te atrapa y dejas de participar en el juego estás perdiendo la ocasión de formar un lazo y hacer sentir a tu peque que eres parte de su mundo.
- Cuando vuelcas tu atención hacia el celular en lugar de hacia la persona, estás perdiendo empatía e intimidad.
- Cuando centras tu atención en el celular, estás perdiendo la oportunidad de establecer contacto visual y detectar expresiones faciales que comunican un mensaje de la vida de tus hijos.
Y así un sinfín de situaciones en las que si está presente el celular se convierte en un intruso implacable, un entrometido e inoportuno elemento que no hace más que alejarte de la realidad, que desconectarte de lo simple o lo profundo y sobre todo de restarte oportunidades.
Y ojo, esto no lo digo sólo yo, hay un surtido de estudios científicos que respaldan cada aseveración. De hecho, en éstos se ha demostrado que: si dos personas están juntas y hay un teléfono en la mesa, la charla gira en torno a temas menos importantes y esas personan sienten menor conexión entre sí; que niños y adolescentes expresan que nunca tuvieron un paseo sin que esté el teléfono de mamá o papá, literalmente sienten que nunca tienen la plena atención de sus padres.
Que estamos perdiendo la habilidad de mantener conversaciones espontáneas y que la gente busca evitarlas usando el celular para no sentirse vulnerables.
En un estudio un 78% de niños encuestados expresaron “Yo no soy tan importante para papá o mamá como su celular”.
La compulsión o el uso excesivo de las redes está provocando interferencia en el tiempo familiar, provocando obstrucción y división en la familia, haciéndose evidente que la elección es preferir comunicarse con el que está lejano y no con los que vivimos.
Si hasta llegar a este punto ya has comprendido porqué se lo considera un intruso nocivo ha valido la pena este tiempo invertido. Pero permíteme decirte algo más: Si te ha atrapado el vicio, es hora de que lo remedies por tu bien y el de los tuyos, que sepas que los celulares están hechos para engañar, así como lo lees, fueron diseñados para captar tu atención el máximo tiempo posible, pero sobre todo te hablaré por el grupo de los que evitamos el celular nos gobierne o sea una extensión de nuestra mano: ¡es molesto!, es molesto que el celular interrumpa una conversación grata, es molesto que el celular genere ausencia, es molesto almorzar con un grupo de amigos y estén junto al celular e ignoren tu conversación, es molesto que nos impida interactuar y compartir, es molesto que cada conversación se reduzca a mira este video o mira lo que hizo nuestro amigo, es molesto que en un momento de conversación su sonido sea más importante que la conversación que sostenías, es molesto que interrumpa los momentos de coordinación y de ocio y sobre todo es molesto sentir la ausencia del otro, nada peor en la vida que “el estar pero no estar realmente”.
Y te aseguro que esta molestia no sólo la sentimos los adultos, sino también los niños. Recuerda, la tecnología es maravillosa, lo cuestionable es el uso que se haga de ella.
Te hablo desde el corazón, por favor deja de usar tu celular en los momentos valiosos de la vida, no te los pierdas, que a veces son escasos. Esperamos este artículo te invite a la reflexión y la próxima vez que te tiente tomar el celular en un momento rico de compartir lo pienses dos veces y elijas ser de los que la usan con discreción y sin sacrificar lo que realmente importa.
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